jueves, 1 de agosto de 2013

¿Cuál es el Tribunal Constitucional que el país desea?. Martín Belaunde Moreyra

¿Cuál es el Tribunal Constitucional que el país desea?
Martín Belaunde Moreyra 


Evidentemente uno que no obstante ser elegido por el Congreso, esté por encima de las lealtades políticas partidarias y sepa interpretar el sentido de la Constitución no solo conforme a los precedentes anteriores, algunos de los cuales pueden ser modificados si el caso lo requiere, sino de acuerdo a las necesidades del presente. La Constitución tiene un significado histórico reflejado en el texto y en el espíritu de nuestras sucesivas cartas políticas desde 1823 hasta la vigente, pero también debe ser entendida con un sentido dinámico para dar solución a los variados problemas que estamos enfrentando. No se trata de ser política o ideológicamente correcto conforme a determinadas perspectivas, sino de dar soluciones específicas a los conflictos que deben ser resueltos en las sentencias del Tribunal, recurriendo a la doctrina así como a las normas jurídicas pertinentes dentro de un criterio adecuado a las posibilidades del Estado y de la sociedad. Las sentencias del Tribunal las estaremos pagando todos cuando se refieran a reparaciones económicas, por justas que puedan ser, y eso implica también un ejercicio jurídico acorde con la realidad fiscal.

¿Entonces a qué tendencias deben responder los futuros magistrados del Tribunal Constitucional en la coyuntura presente? Ante todo deben ser juristas en el más amplio sentido de la palabra, que tengan una larga experiencia profesional y como reza la Constitución, estén comprometidos con la vigencia de los valores democráticos y el pleno respeto a los derechos humanos, entendidos tanto en la defensa de las víctimas como en la observancia del debido proceso. Los magistrados deben ser éticamente irreprochables en su pasada conducta hasta donde sea posible en una trayectoria personal. No necesariamente tienen por qué ser especialistas en la problemática procesal constitucional, que por cierto constituye el plato fuerte de su diario quehacer, pero no es su única tarea. El trabajo principal del Tribunal reside en ser el órgano de control de la Constitución y dentro de ese límite deviene en su intérprete supremo, pero no puede ir más allá del texto constitucional ni lo puede reformar o alterar. La interpretación quizás implique una recreación de la norma para aplicarla al caso concreto, pero de ninguna forma resulta aceptable que se la derogue o desnaturalice. Los magistrados del Tribunal Constitucional deben entender claramente que a pesar de ser elegidos con un criterio político, no son una instancia política ni tampoco reemplazan a los otros poderes del Estado. No vivimos en un régimen de gobierno de los jueces ya que ello implicaría una usurpación del sistema democrático.

El derecho debe entenderse como un universo de vasos comunicantes entre sus propias ramas y también con las demás ciencias. El derecho no puede pretender imposibles físicos y dentro de la extraordinaria amplitud de su materia, está referido fundamentalmente a regular las relaciones humanas con plena afirmación de la libertad. Es una tarea modesta y magnífica que debe sacar de un magistrado lo mejor de sí, quien en su cotidiano discurrir deberá tener además una idea muy clara de la Teoría del Estado así como de su proyección soberana en el ámbito nacional e internacional. ¿Estará el Congreso a la altura de esa valla al designar a los nuevos magistrados?nComo actual congresista espero que ahora sí.


FUENTE: http://www.expreso.com.pe/blog/tribunalibre#.Ufp48XpSkMs.twitter

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