sábado, 1 de julio de 2017

Soldados de fuego, segundo a segundo de pie para salvar vidas [Informe]. Desde estas páginas, Perú21 quiere rendir un pequeño homenaje a las mujeres y hombres de rojo que tienen una sacrificada y –muchas veces– incomprendida labor.

Soldados de fuego, segundo a segundo de pie para salvar vidas [Informe].
Desde estas páginas, Perú21 quiere rendir un pequeño homenaje a las mujeres y hombres de rojo que tienen una sacrificada y –muchas veces– incomprendida labor.
Soldados de fuego, segundo a segundo de pie para salvar vidas (USI)
Ellos estuvieron allí. Cuando millones de pirotécnicos convirtieron Mesa Redonda en un infierno, cuando la exclusiva discoteca Utopía fue presa del fuego o cuando las llamas arrasaban con todos los asentamientos humanos del cerro conocido como Lomo de Corvina.
Cuando la gente, desesperada, gritaba que la rescaten durante el último fenómeno El Niño costero, cuando un incendio arrasó con las casas de la comunidad shipibo-conibo de Cantagallo y cuando se quemó la fábrica de El Agustino, donde murieron tres de sus agentes.
Ellos, hombres y mujeres de rojo, armados de fe, arrojo y valentía, estuvieron allí; superando sus limitaciones técnicas, con sus escasos recursos logísticos, sobreponiéndose a la injusta crítica de gente que nada sabe de su trabajo.
Fueron ellos los que entraron a la galería Nicolini, en Las Malvinas, y los que más lamentan las muertes de Jovi Herrera Alania (21) y Jorge Huamán Villalobos (19), los dos jóvenes que fueron encerrados en un contenedor por personas que tendrán que hacerse responsables por lo que hicieron.
Los bomberos son personas que dejan a sus padres, a sus hijos, a sus sobrinos, a sus parejas, a sus familias, para ir a los lugares a los que nadie iría. No reciben un sol. Nadie los obliga. Son voluntarios, porque así de espontánea y libre es su solidaridad, su vocación de servicio, su desprendimiento, su valor.
Son aproximadamente 14 mil héroes anónimos que caminan por todo el país, 14 mil seres que exponen sus vidas para salvar las de otras, que tienen que batallar no solo con el fuego, con el humo tóxico, sino con la informalidad, con la ‘viveza’, con la ‘criollada’, con esa persistente tendencia que tienen algunos de hacer las cosas mal, de no respetar las normas básicas de seguridad.
A horas del trágico final de la galería Nicolini, nuevamente se ha vuelto a hablar de lo que ellos necesitan, de lo que les hace falta. Quizá sea tiempo de tomarse la cosa en serio, de no seguir proyectando la imagen de que los bomberos del Perú siguen esperando una mano generosa, un alma caritativa, una donación. El Estado tiene la palabra.
Lazo familiar
Esta valerosa institución tiene una característica notable y es que muchos de sus integrantes, además de estar unidos por el indescriptible sentimiento de amor al prójimo, están unidos por vínculos de sangre.
En sus filas tienen a hijos que se enfrentan al fuego con sus padres. Esposos que dejan a sus hijos por ir a rescatar a personas de entre las llamas, hermanos, tíos, sobrinos, todos con la misma vocación de ayuda a los demás.
Esto hicieron varias familias de bomberos en el último incendio de Las Malvinas. Se unieron en un solo puño para acabar con el fuego. Este fue el caso del comandante Enrique Benavente, de la Compañía Roma N° 2, y de sus hijos gemelos Jonathan y Christian.
Este último resultó herido al intentar rescatar a los dos jóvenes que fallecieron dentro del contenedor. Estuvo dos días en cuidados intensivos porque presentaba quemaduras en el rostro y, además, tenía las vías respiratorias obstruidas.
Los tres integrantes de esta familia prefieren mantener un perfil bajo y no dar declaraciones. Dicen que disfrutan del anonimato y el hecho de salvar vidas sin ningún tipo de reconocimiento.
Por su parte, este mismo sentimiento también lo comparten el brigadier Daniel Robles, de la compañía Magdalena N° 36 de Pueblo Libre, su hija Giselle Robles y el esposo de ella, Gonzalo Palomares.
Tenga en cuenta
El puerto de Paita fue escenario de la creación de la primera Compañía de Bomberos Voluntarios legalmente constituida, en agosto de 1860, de acuerdo con la página web de dicha institución.
El primer bombero héroe fue Juan Antonio Alarco Espinosa, quien falleció en el Combate de 2 de Mayo de 1866, junto con José Gálvez, en el Callao.
Los bomberos tienen registrados 116 héroes. Los tres últimos son los bomberos Alonso Salas Chanduví, Raúl Sánchez Torres y Eduardo Jiménez Soriano, fallecidos en octubre de 2016 en El Agustino.


FUENTE: 

César Martinez

César Takeuchi

http://peru21.pe/actualidad/soldados-fuego-segundo-segundo-pie-salvar-vidas-informe-2287762


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